El pilar fundamental de una educación de calidad

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” (Nelson Mandela). Esta cita resalta el poder transformador de la educación, subrayando la crucial labor de los docentes en este proceso. La formación docente, se convierte en una piedra angular para el desarrollo de las sociedades justas y equitativas. 

La educación de calidad depende en gran medida de la preparación y competencia de los maestros, quienes son los encargados de guiar y motivar a los estudiantes en su proceso de aprendizaje. La formación docente debería ser una prioridad estratégica para cualquier sistema educativo que aspire a la excelencia y a la equidad.

La formación de un docente no debería limitarse a la obtención de un título universitario, la realidad del aula es dinámica y exige la actualización constante de conocimientos y habilidades. Los maestros enfrentan nuevos desafíos todos los días: desde la inclusión de estudiantes con necesidades educativas especiales hasta la integración de tecnologías emergentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

La formación continua no solo enriquece las competencias pedagógicas, sino que también fortalece el sentido de profesionalismo y compromiso de los docentes. La educación es una profesión que requiere dedicación y la formación constante alimenta esa llama, ofreciendo nuevas metodologías que pueden revitalizar la práctica educativa.

Es importante destacar que como docentes, debemos entender que el vínculo con nuestros alumnos funciona como puente pedagógico. Esta relación dinámica puede influir significativamente en el rendimiento académico y bienestar emocional de los estudiantes. Este vínculo se basa en la confianza, el respeto mutuo y la comprensión. Cuando los estudiantes sienten que sus maestros se preocupan por ellos como individuos, están más inclinados a participar activamente en el aprendizaje. Es responsabilidad del educador provocar el deseo de aprender, como dijo el pedagogo Philippe Meirieu. 

Sin embargo, no todo es sencillo en el camino hacia una formación docente robusta. Los desafíos son múltiples y variados. En primer lugar, muchos docentes pueden mostrar resistencia a adoptar nuevas tecnologías y metodologías educativas; esta resistencia puede estar motivada por el miedo a lo desconocido. En segundo lugar, la falta de recursos adecuados es otro desafío. Sin en financiamiento necesario, las instituciones educativas pueden luchar para proporcionar programas de formación de alta calidad y materiales actualizados.

En conclusión, la formación docente es crucial para el desarrollo de una educación de calidad. Invertir en la formación docente, es una inversión en el futuro de los estudiantes. Un docente que puede construir relaciones sólidas con sus alumnos es un agente de cambio poderoso, capaz de inspirar y motivar a los estudiantes a alcanzar sus objetivos. Por lo tanto, fortalecer la formación docente es fortalecer el tejido mismo de la educación.

Elaborado por Melina Pomiro,  alumna del seminario “Práctica Docente I” del Profesorado de Inglés, a cargo de la docente Natalia Baggio.

 

REFERENCIAS

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