En auge desde décadas, aunque viendo discutido su status como “cuarto poder”, los medios de comunicación e información se han seguido transformando para mantenerse en el centro de la configuración e interpretación de nuestra “realidad”.
De la mano de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), los medios tradicionales (radio, prensa, televisión) proponen hoy un contenido multimedia, a través de diversas plataformas que combinan estos formatos y en los que el público ha pasado de ser un mero espectador a un “prosumidor” (productor/consumidor), retroalimentando la misma agenda diaria de temas que se vuelven “noticia”.
Todo ello, intensificado aún más desde la pandemia que obligó a profundizar el aprendizaje y uso de estas herramientas, con la consecuente premisa de su incorporación a las aulas como necesidad.
No entraremos en este artículo en el debate sobre si las TIC han sido bien o mal incorporadas, o sobre los resultados que ha arrojado su mayor incidencia dentro del aula, reemplazando o realmente transformando procesos. Pero sí nos centraremos en una pregunta que sigue siendo crucial para toda dinámica de enseñanza-aprendizaje, y es la siguiente: ¿por qué enseñar los medios de comunicación a nuestro alumnos, para qué estudiarlos, conocerlos y entenderlos?
En la actualidad, puede ocurrir que si a nuestros estudiantes (la mayor parte de ellos etiquetados como “nativos digitales”, es decir, nacidos con posterioridad a la llegada de Internet bajo uso doméstico y la banda ancha) les consultamos qué son estos medios de comunicación, se limiten a pensar en redes sociales, que son solo una de las manifestaciones mediáticas, pero generalmente más enfocadas en lo social (Facebook, X, Instagram, TikTok, YouTube) o lo laboral (Linkedin).
Aquí entenderemos como “medios” a todos aquellos canales o herramientas que se utilizan para comunicarnos indirectamente con otras personas, sin necesidad de contacto personal cara a cara. El término abarca por ende una amplia gama de formas de interacción e intercambio de contenidos.
Los paradigmas anteriores para interpretar lo mediático oscilaban entre el rechazo y la cautela. Actualmente ya existe consenso sobre la utilidad de una adecuada alfabetización mediática, que no se limita al aprendizaje sobre el uso del “hardware” o de los dispositivos, sino que también abarca el “software”, es decir, el saber discernir qué herramienta emplear y para qué finalidad, generando en los estudiantes capacidades críticas y creativas para el mejor aprovechamiento de estos recursos.
Esto plantea un desafío para los docentes como intérpretes de múltiples realidades, ya que los medios de comunicación desempeñan un papel central en la dinámica de la sociedad moderna y en los roles que juegan los individuos dentro de ella, así como en la configuración de sus identidades y en los consumos culturales en general.
Como docentes es importante tener en cuenta que el aula no es territorio neutral, aislado de las influencias o coyunturas externas, sino que los estudiantes llegan cada vez más inmersos en la era digital, lo que también en muchas ocasiones viene a plantear una redefinición de las relaciones inter-pares y entre educadores/educandos.
Los medios de comunicación tienen un gran impacto en la vida de los jóvenes que no se agota en su tiempo libre, sino que influye directamente en su percepción del mundo. Los medios han tomado un rol cuasi omnipresente. Si bien se discute la mayor o menor influencia que pueden tener sobre las opiniones de individuos críticos, es innegable que son el escenario en donde todas estas cosmovisiones entran en disputa, y en donde se moldean y vehiculizan valores y comportamientos.
Por lo tanto, la enseñanza sobre los medios no solo debe limitarse a un conocimiento superficial sobre las plataformas existentes y a la mutación que han venido teniendo la prensa radial, gráfica y audiovisual, sino que obliga a repensar su categoría transversal a toda la currícula, trabajando en conjunto con los estudiantes para la formación de ciudadanos digitales críticos y responsables en el uso de estas herramientas, para que puedan obtener su mejor provecho, lo cual no puede redundar sino en una motivación adicional para reflexionar sobre los medios, las TIC y su adecuada incorporación al aula como un medio y ya no como un fin en sí mismo.
Artículo redactado en el Taller de Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Autores: Guillermo Castellina, María Agostina Pedrone y Manuel Montali