Ser y Estar: Proceso Educativo

Una cosa es estar y otra cosa es ser. La mera presencia para el camino educativo ya no es suficiente. De hecho, la más grande de las preocupaciones radica en qué supone estar juntos. Se ha organizado la pedagogía cuando, en realidad, se debería haber centrado en una organización pedagógica. Se logró el acceso a personas apartadas del sistema educativo, pero, ¿cuántos proyectos educativos toman la existencia de la gente? ¿Cuánto de su existencia es conocida por los docentes y se hace presente a la hora de planificar? El desafío es cómo esa pedagogía se debe convertir en interesante para cada existencia, y no tanto para cada presencia.
Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, el docente no debe por qué elegir. Es el deseo de transmitir y la pasión de enseñar. Es siempre el mismo oficio: el saber exigente y el seguimiento que permita a cada alumno superar el obstáculo que se le presenta. Es decir, poner el foco de atención en el acto de enseñar, en el de aprender y en el de trasmisión. El docente debe reconocer cómo aprende cada alumno, de manera individualizada, y cuáles son las operaciones mentales que permite que asimile el contenido de manera eficiente.
Asimismo, en cada aprendizaje, el alumno se enfrenta a algo que lo supera. Por este motivo, es necesario que este adopte compromiso y acepte los riesgos que nadie puede asumir en su lugar. El apoyo aporta tranquilidad y el estudiante puede obtener emancipación: podrá comprenderse mejor y comprender el mundo, y así asumir, prolongar y subvertir su propia historia, como explica el pedagogo Philippe Meirieu, en su libro “Carta a un joven profesor”.
Por otro lado, resulta imposible ignorar el hecho de que los alumnos se encuentran cada vez más desmotivados para aprender. Estos inmediatamente renuncian a su atención si la encuentran en otra cosa. Por ello, una parte fundamental de la labor es la de incentivar a los alumnos a hallar el placer en nuevos trabajos, demostrando que con el cambio es posible lograr
un futuro diferente. La convivencia escolar es clave: comunicación, consideración, empatía y adaptación.
En la propia esencia del acto de enseñar se forja la educación del ciudadano y se construye una sociedad democrática. Los docentes actúan como acompañantes de libertades, puesto que, el objetivo siempre será proporcionar al alumno los saberes necesarios para comprender el mundo y ubicarse en él. Y así, este desarrolle la capacidad de buscar soluciones consensuadas y, por sobre todo, respete las opiniones, y diferencias de los demás. Enseñe lo que enseñe, y donde quiera que lo enseñe, un profesor siempre enseña algo a alguien. No existe profesor alguno que no enseñe nada. No es un simple erudito ni un simple psicólogo. Es más que eso. Es alguien que tiene un proyecto propio. Y es, por sobre todo, aquel que entiende que no existe mayor preocupación que la existencia de alguien que no es el.

Sofía Duarte – alumna de primer año de Inglés- Práctica

Docente Bibliografía:

  • Carlos Skliar- Estar juntos- Recuperado de: https://youtu.be/5rPEZhEObzI
  • Philippe Meirieu (2005)-Carta a un joven profesor-
  • Daniela Gimeneo (2019)-FPEDAGOGÍAS- Recuperado de: https://fpedagogias.blogspot.com/2019/01/carta-un-joven-profesor-por-que-ensenar.html
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